Cientos de disidentes políticos y miembros de distintos grupos étnicos y religiosos fueron detenidos de forma arbitraria. Decenas de ellos, incluidos presos de conciencia, permanecieron detenidos sin cargos ni juicio o fueron condenados a prisión tras juicios injustos. Miles de presos de conciencia y presos políticos que habían sido arrestados en años anteriores seguían en la cárcel. Hubo numerosos informes sobre tortura y malos tratos a presos. Se registraron al menos 2.496 sentencias de muerte y 1.791 ejecuciones.